Convivencia en un edificio con
forma circular. Allí hombres y mujeres pasan unos días encerrados con un código
de barras incrustado en su piel donde aparece su nombre, su signo zodiacal, y de
qué color son acérrimos. Mucho ruido, mucho ego, mucho yo y después más yo.
Muchas palabras que no llevan a ninguna parte, muchas ganas de destacar por
encima del otro mostrando un objeto y diciendo mi juguete es más grande que el
tuyo con voz de niño o niña consentida y solo importa lo mío y los de fuera, los
del exterior que se aguanten si se han talado todos los árboles, se han secado
todos los ríos y ya no queda más madera para construir hogares o agua para
saciar la sed. Alguna que otra bajada de pantalones para que comprueben los
colegas y no tan colegas si las nalgas son de piel de bebe o por el contrario
ya tienen pelo y alguna que otra cana. Al final, en el último día de
coexistencia nadie se atrevió a tirar la primera piedra.
Saludos y gracias
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