Nos separamos en una calle
cualquiera. Debimos saberlo, no era momento ni lugar para ir por ahí. ¿Pero
cómo saberlo?. Descifrar eso y explicarlo es excesivamente enrevesado. En esa
misma calle donde meses más tarde me encontré una pareja que me recordó a un
nosotros muy lejano, parecían felices como lo fuimos nosotros, y ahora simplemente
todo parece indicar lo cerca que se está de cometer un delito, un crimen, que
mate todo lo que quema por dentro.
No veo andamios blancos, no
veo andamios blancos, donde subirme y contemplar que pase lo que tenga que
pasar...
Nos separamos en la calle
donde perdí tu sombrero, tu vestido, tu cuerpo desnudo, tus cicatrices que
acariciaba para que sanasen algún día. Debí saberlo, no era momento ni lugar
para invitarte a salir, para que caminásemos tratando de cogernos de la mano
porque inevitablemente la distancia nos estaba esperando para jugarnos una mala
pasada. Ese mismo día que creí que te quedarías hasta el final (igual que el
tiempo que dura toda una vida) de la historia que habíamos comenzado, no que nos
precipitaríamos y acabaría encontrando los momentos que nos aguardaban de felicidad
en los espejos que reflejan el estado de otras parejas, otras habitaciones que
ya no viven separadas y deciden juntarse porque ahí sí, ahí sí que hubo primero
de todo andamios blancos.
Dicen que hoy ha salido el
arco iris, lo mismo anunciaban aquel día fatídico.
Saludos y gracias
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