En las dos últimas semanas que
estuvo por aquí, solo hacía que beber cerveza negra. El murmullo de la gente
daba por sentado que era para beber menos, como una especie de auto control,
cotilleaban casi rozando la censura que bebía muy deprisa y mucha cantidad, que
sería por ansiedad. Dudo que fuese ese el motivo que le llevase a cambiar la
rubia por la negra, llevaba tiempo viniendo por aquí, creo que puedo decir que
lo conocía lo bastante como para suponer que simplemente necesitaba algo
diferente. Era muy reservado con su vida privada, pero se podía hablar con él
de todo, tenía la habilidad de escuchar, nunca se alteraba y no le gustaba ser
el centro de atención. La verdad que me caía bastante bien.
Un día que me tocaba el último
turno y cerrar, nos quedamos los dos a solas, todavía no se explicar porque me
dijo lo siguiente: "sabes, no soy un borracho, de eso ya te habrás dado
cuenta, forma parte de tu profesión saber quién lo es y quién no. Si bebo mucho
y deprisa es porque no me hace ningún mal y porque no sé hacerlo de otra
manera" Luego hubo un largo silencio hasta que retomamos la conversación
con otros temas. En el momento me extrañó esa declaración así sin más, pero no
le di importancia, ahora con el paso del tiempo creo que me lo contó porque a
su manera estaba harto de que los demás no se preocupasen únicamente de sus
propios asuntos.
Se marchó sin despedirse, me
pilló de sorpresa, únicamente dejo una postal con un texto que decía así:
"Te quiero. Nunca lo olvides. Soy consciente que hace años que te fuiste,
nos distanciamos y que estás muy lejos. No tengo muy claro cómo hacerte llegar
este fuerte sentimiento que tengo por ti y lo sepas. Pero si crees en el
destino, el universo o como lo quieras llamar, él se encargará de que acabe de
una manera u otra en tus manos. Solo sabías bailar cuando estabas desnuda, pero
es la imagen más hermosa que me ha regalado hasta este momento la vida. Te echo
de menos. P.D: No quemen o rompan esta postal, dejen que siga su curso por
favor".
Nunca supe que hacer con
aquello, no había ninguna dirección donde llevarla, así que decidí dejarla
donde estaba. Pasó el tiempo, y no volví a saber nada de él y el día menos
esperado me percaté que la postal ya no estaba, como si hubiese encontrado sus
propias piernas y se hubiese puesto a andar en busca de su destino.
Saludos y gracias
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