Se coló debajo de su falda, ahí
donde hablaban las guitarras, todos los finales rotos que acumulaba y se habían
transformado en lastre iban cayendo desde un quinto piso, hacían crack. La
bolsa de valores ya no esclavizaba con sus puertos de montaña. La realidad ya
no era sinónimo de tristeza.
- No quiero oír que todo lo
tuyo es mío. La dependencia puede ser una bala dentro de un cargador vacio
jugando a la ruleta rusa.
- No quiero que me quieras
porque tienes la necesidad de necesitarme.
Se coló debajo de su falda,
ahí donde caminaban sus sueños más felices, donde se quedaban a dormir sus
besos perdidos que se habían codificado en inciertos, y las inseguridades inútiles
se quitaban su disfraz, no necesitaban ni ventanas ni puertas para sentirse
seguros, dejó de visualizar los peores escenarios posibles.
- No quiero que estés conmigo
porque te preocupas por mí, quiero estar contigo porque confías en mí.
Saludos y gracias
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