LA MUJER DE COREA DEL NORTE



No lo puedo evitar, recordar el olor del cloroformo para que se callasen las noticias tristes de la televisión, los calcetines sin plegar, los días vagos que pedíamos comida basura por teléfono, las canicas que rodaban por el parquet y por más que fueran al principio por direcciones opuestas siempre se acababan encontrando, las temporadas de series que volvía a ver para que en la llegada del nuevo curso estuviésemos a la misma altura, la ebriedad que me provocaba tu cuerpo desnudo y dejar de lado las noches de bares solitarias, cocinar a medias y abrir una botella de vino, que me repitieses que la taza del wáter la inventaron para darle un uso, que dejases las llaves de casa por cualquier lado y luego me preguntases si las había visto, los mensajes al móvil para saber que aunque nos veríamos luego más tarde ya nos echábamos de menos, que me dijeses que te encantaba que te hiciese reír, te pareciese divertido las cosas absurdas en las cuales pensaba como por ejemplo ese día que te pedí que me resolvieses una duda existencial: ¿Si creo en Superman soy ateo o agnóstico?, no lo puedo evitar, todo eso se lo escribo a una mujer de Corea del Norte que vi hoy en una foto y como un aleteo de mariposa me hizo sentir que me gustaría mostrarle que lo podríamos hacer realidad.   

Saludos y gracias

No hay comentarios:

Publicar un comentario