- El antibiótico que me ha
recetado me produce ir cabizbajo, decaído, grisáceo, inexistente, número
irracional dentro de un museo de números racionales. ¿Qué veneno me ha hecho
tomar?
- ¿Depresión?
- Llámelo como quiera. Lo
único que sé y siento es que si hubiese una nave espacial que me asegurase una
vida mejor y diferente en otro planeta me mudaría mañana mismo.
- ¿No hay ningún pensamiento
que le retenga aquí?
Pienso... ¿Luego existo?
- Sí, ayer volví a soñar con
mi cabeza sobre sus piernas mientras con sus manos me acariciaba el pelo y la
película tenía un final feliz.
- ¿Quién es ella?
Detrás del tipo que me hace
preguntas, que lleva puesta una bata blanca y entre sus manos sujeta una pelota
anti estrés a la vez que también se entretiene con ella, en aquella habitación
donde nos encontramos que huele a claustrofobia, hay un cuadro de Dios sentado
en un sofá en medio de la nada jugando con un dado gigante de ocho caras y cada
una de ellas contiene una de las letras de la palabra universo.
- Todavía no he identificado
su rostro.
Saludos y gracias
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