La perdida de la noción del
tiempo a veces nos puede recordar a la obra inacabada, a creer que sumemos o
restemos seguiremos en el mismo sitio, a no saber que trato de amar de la misma
manera cuando las agujas del reloj se niegan a seguir dando vueltas, a tratar
de comprender los ángeles que dibujabas sin alas (así me imagino los trozos de
lo que no es cierto), a no cambiar de manías, a que a la camisa le siga
faltando el mismo botón aunque alguien se moleste en recordármelo, a leer la
misma página una y otra vez, a continuar luchando porque te quedes a mi lado,
vuelvas, dejes de estar, seas, hagas cosas conmigo, esas cosas, no las otras,
las que haces sin mí, las que no quiero que hagas conmigo, no depende de ti ni
de mí, a que nunca aprenderemos eso, ni nada, a invertir el misterio del gozo
para que siempre sea gozo, a tratar de transmitir vértigo, sinceridad, locura,
paranoia, sin llegar a traspasar la superficie, columpiándome a través de sus
paredes resbaladizas, sin encontrar un punto y final adecuado.
Saludos y gracias
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