Respira. No llores. Llena tus
pulmones de aire. Suéltalo. Mueve la manivela y que el tiempo de tinieblas pase
deprisa. Que el camino de dragones que tiran fuego y crean destrucción son
falsas leyendas para asustar y paralizar que hacen tambalear al suelo y
pronostican tormenta y horrores. No lo creas y no pasará. Abre los ojos. Coge
con tus manos la primera flor que veas brotar sobre la tierra muerta. Es la
esperanza. Como cuando un niño le pega fuerte una patada a un balón y lo envía hasta
la luna y luego baja y lo recoge entre sus brazos con una sonrisa y se lo
cuenta a sus padres y nadie le cree excepto su abuelo ciego.
Respira. No llores. Llena tus
pulmones de aire. Suéltalo. Que todo lo hermoso llegará. Como cuando dejes de
girar y dar vueltas sobre ti mismo. Alargues la mano porque comenzaste a creer
y allí está ella con la suavidad de su palma sujetándote y diciéndote: Respira.
No llores más. Llena tus pulmones de aire. Suéltalo. Que yo estoy aquí para que
todo vaya mejor.
Saludos y gracias
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