No entiendo y entiendo muchas
vidas de las que me gustaría tener para sobreponerme a esos momentos en los que
solamente me vienen recuerdos inútiles y dolores de cabeza sobre lo que me
hubiera gustado que hubiese sucedido, y hubiese pasado, algoritmos perdidos en
su propio núcleo porque jamás hallaron solución alguna, y en la discoteca ponen
la música que no me gusta y me quedo anclado en la pared sin bailar, con la
mirada perdida pensando que no tiene ningún sentido auto perjudicarse que lo que
no pudo ser es hora de soltarlo y dejarlo ir, por eso solo yo sé cuando
finalmente ponen una canción que me gusta te sueño porque sé que tú también me
sueñas y me entran unas ganas enormes de recoger mi abrigo del guardarropas e
irme a casa para ordenar en mi cabeza lo que tengo pensado decirte, que no
tengo ningunas dudas de que te extraño y que soy ese tipo que no puede esperar
para volvernos a ver y encontrar cada palabra hermosa que recorre tu cuerpo,
sentir cada poro de tu piel y que si me pidiesen que ahora mismo escribiese
algo que me hiciese sentirme bien, que sepas que lo haría pensando en ti, sin
importarme lo que opinase al respecto el telediario o la moral estúpida de la Europa
en la que vivimos, y el camino de amapolas te traiga pronto a mi encuentro y
dejemos que el sexo nos haga y nos enseñe porque es precioso que se encuentren
nuestras miradas después de haber sido.
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