TODA LA RAZÓN POR LAS CAFETERÍAS ROJAS



Cuando se te subía el vino a la cabeza me hablabas de que te gustaría ser una bailarina de Moulin Rouge, que un día cualquiera te sorprendiera llevándote a París. ¿Por qué París? Ahora recuerdo por culpa de una cafetería roja que viste en una película que no recordabas su nombre. Siempre, siempre la razón de todo se encontraba en las cafeterías rojas y nunca supiste darme una explicación coherente para ello, tampoco la necesitaba.

A veces me creo saliendo por unas escaleras de incendios para encontrar el silencio brillante de tus sueños y padecer el miedo de si miro dentro de ellos no encontrarme y verme obligado a regresar por ese motivo a los círculos de rabia y tristeza que llenen hojas y hojas de papel. Taxis amarillos perdidos por la ciudad que me lleven lejos, muy lejos, no sé exactamente dónde, ¿Acaso importa? Tan solo sé que no podré escribir la historia de amor que trato de encontrar desde hace un tiempo si primero no me dejas vivirla a tu lado.   

Saludos y gracias

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