JUEGO DE IMÁGENES



-          ¿Sabes? Si me preguntas que hice ayer, te contestaría que pensar en ti.

Todo son imágenes, visualizaciones, de lo que nos pasará, de lo que sucederá, proyectadas por nuestros subconscientes, unos tal vez te desvelen una ballena dentro de una bañera, otros un ritual de clavos ardiendo por el suelo y tus pies descalzos, y para cruzar hasta la otra parte verte obligada (obligados) a enfrentarnos a tal disyuntiva o aprender a volar o soportar el dolor y el sufrimiento y andar por el resto de los días compartiendo heridas en las huellas que vayas (vayamos) dejando.

-          ¿Cómo me pensaste?

Te seguía por una calle amplia, tan solo había naranjos a la izquierda y a la derecha nada más, ni escaparates, ni tiendas, ninguna señal de la civilización a la que actualmente estamos acostumbrados. De repente te perdía, girabas una esquina que juraría que no estaba ahí y cuando la doblabas unas veces accedías a una gran avenida con su tráfico, con su marabunta de gente en diferentes direcciones, con sus edificios altos (alguno de ellos incluso intentando hacer sangrar al cielo), con sus escaparates llenos de luces de neón, pero lo peor de todo era el ruido, el ruido ensordecedor era el que me cegaba y no me dejaba encontrarte.

-          Has dicho unas veces, ¿Qué ocurría otras veces?

Otras veces cuando girabas la esquina te perdías en una serie de aeropuertos laberinticos, como si tú destino fueran todos los aviones que partían en ese momento y a la vez no fuese ninguno, como si el mundo se dividiese en dos partes y no supieses que elegir y te quedases en el medio sin saber qué hacer. Por más que intentase volverte a encontrar resultaba inútil, vago, inconcluso, confuso, miles de imágenes de ti y cada una de ellas pertenecía a una parte de ti pero en ninguna de ellas te encontraba entera, completa, como si te hubieses desmontado pieza por pieza como un puzle y hubiera que empezar a unirlas, pero....

-          Pero... Por dónde empezar, ¿Verdad? Tranquilo a mí a veces también me pasa.

Luego, luego víctima del cansancio, me dejo caer sentado en uno de los bancos de espera de metal que hay en los aeropuertos, al poco tiempo, a la vez que descubro que auto castigarse mentalmente no tiene ningún sentido práctico, al lado una chica con la cabeza agachada apoyada contra sus piernas, prometería que eres tú pero no estoy totalmente seguro, le toco el hombro y primero tan solo escucho una voz que no sé de donde sale y pronuncia una serie de caracteres pertenecientes a unos códigos lingüísticos desconocidos. Después mientras despega la cabeza de sus piernas, antes de que se gire y descubrir definitivamente si eres o no eres tú, me marcho y me desvanezco de estas imágenes, porque no podría soportar que al girarse no fueses tú, prefiero marcharme creyendo que estaba en lo cierto.

Saludos y gracias

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