Hacía frío en la calle, cuando
me preguntaste: ¿Te gusta la ciudad en la que vivo? Te quería contestar que no,
porque no lo hacías conmigo. Habían pasado muchos calendarios desde la última y
la única vez que nos vimos, ese fin de semana que lo pasamos en una ciudad
desconocida para los dos, todavía recuerdo como no te costó bajarte del tren
cuando te lo propuse, nos escondimos en los bares, nos perdimos por entre las
calles, nos refugiamos en los parques y como me gustó morderte el tatuaje que
tenías en tu culo.
Te acompañe hasta el portal
donde se encontraba tu casa, y todavía recuerdo como me dijiste: Te invitaría a
subir pero perderás el avión. Miré el reloj, para mí en ese momento se acababa
de romper, y con un gesto de los hombros seguí uno a uno los peldaños que
llevaban hasta tu puerta, nada más abrirla salió a recibirte un Golden
Retriever, te pregunté como se llamaba y si era bueno, a lo que contestaste:
Libre y es bueno si tú lo eres conmigo. Me acomodé en tu futon, rellenaste dos
copas de vino y me serviste una, brindamos y antes de decir nada, sabías que quería
escuchar la canción que me habías dicho que habías compuesto en este tiempo,
cuando comenzaste a sacar acordes de tu guitarra y a ponerle letra, entonces lo
comprendí todo de repente, no me movería de ahí.
Saludos y gracias
No hay comentarios:
Publicar un comentario