ESTE MUNDO ANDA LOCO XLVII PARTE: AULAS



El calendario pasa como las  hormiguitas que hacía caminar por tu espalda, tinteros sin pluma, pupitres raídos y carcomidos por el paso del tiempo y el olvido, aulas vacías, tiza en la pared, y las pizarras colgadas boca abajo, plaga de cucarachas que salen de sus escondites dirigiéndose a los pasillos a la hora del recreo, igual que hacíamos tú y yo, aquel bocadillo de salami que compartías conmigo, un refresco de la maquina que aceptaba monedas, e intentar aparte de entender ecuaciones matemáticas en espiral y porque la historia tan solo mostraba la estupidez del ser humano, los elementos químicos que hacían que no pudiera apartar la mirada de tus piernas cuando llevabas las faldas de verano.

Me he acercado hasta los retrates, a ver si todavía estaba el corazón que dibuje con tu nombre y el mío dentro, siguen oliendo igual de mal que antes, solo que ahora en vez de orín es a oxido enmohecido, y recuerdo como nos escondíamos aquí para fumarnos nuestros primeros cigarros y hacer pellas de las clases aburridas de ese tipo con cejas anchas que nos quería explicar el origen y el porqué de las catástrofes naturales, cuando tú y yo lo teníamos muy claro, teníamos nuestra propia teoría y no necesitábamos ningún libro que nos contradijese y no nos diese la razón.

Esa sensación terrible de creer que se llega tarde para agradecer aquellos tiempos, y todo lo que aprendimos dentro y fuera de las clases, ya no queda rastro de aquello, pocas huellas sobreviven a lo que fue, tan solo encontré las heridas de lo que sucedió hace unos meses, ajustes en el presupuesto estatal, y como aplicaron los códigos de represión contra posibles focos de ideas revolucionarias que se estaban saltando las leyes y normas de su programa educacional, gases, pelotas de goma, balas de agua, algunos detenidos, caza de brujas, brechas en la cabeza, en las ideologías, en las ilusiones, y un instituto más desalojado, otro que tachaban de su maldita lista.

Saludos y gracias  

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