EN LA COLA DE LA PESCADERÍA



Sabíamos que no había un para siempre o no existió porque nunca llegamos a creer en él, ahora suavizas tu mente jugando a las casitas con otro, y me chantajeas diciéndome que me echas de menos pero no lo suficiente para dejarlo todo y venir corriendo, aquí, al borde de mi abismo, y salvarme como ya lo hiciste en el pasado, mirar hacia abajo y decirte mira, mira como la revolución que tanto esperábamos se ha suicidado.

Me preguntas cuando coincidimos en la cola de la pescadería como me va, y te respondo en la casilla cero de las baldosas amarillas y que tengo pensado comprarme un alíen para comer y lo que sobre será la cena, y como un caballero formal te dejo pasar primero, actitud que odias por eso no me das ni las gracias, la razón son tus pantalones vaqueros cortos y ver el culo que te hacen, y pensar, pensar, quizás en el próximo trazo del compas estés ahí otra vez en busca del círculo perfecto.

Saludos y gracias

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