CAPÍTULO VII: EN EL RESTAURANTE SEGUNDA PARTE



Supongo que los negocios le irán como siempre, como una montaña rusa, a veces ahí arriba, con el traje blanco, inmaculado, recién planchado, dándole vueltas al bastón con una mano y jugando con el bombín en la otra, y diciendo a todo el mundo, pasen, pasen, miren lo que he conseguido amarrar y dar de comer a un Tiranosaurio Rex. O las otras, caminando cabizbajo con su traje gris, fumando como si tuviera que ocultar algo, aliento de perdedor, y prometiéndose en una mesa de mala muerte que las próximas cartas serán mejores.

Javier nunca supo realmente a que se dedicaba su padre, todavía recuerda el día que le preguntó a su madre, y ella le respondió hay respuestas que son mejor que nunca sepas, y no quiso darle más vueltas, sabía que no era mala persona, y no estaría metido en asuntos muy turbios, pero esa clase de secretos, como tantos otros que se iban acumulando en su casa le mataban, era hijo único y a veces se sentía hasta huérfano, y eso que reconoce que ambos, tanto su padre como su madre lo intentaron hacer lo mejor que podían, pero no fue suficiente, por eso el día que tuvo la oportunidad de cambiar de ciudad y comenzar de cero, para él fue la liberación que necesitaba.

Estaba en lo cierto, fue lo mejor que les pudo pasar, la distancia acerco una relación que estaba fría, y a veces parecía bloques de hielo, y aunque uno nunca quiere que ocurran cosas malas, a veces, tan solo a veces, traen buenas cosas, es la prueba de que Dios se equivocó muchas veces con los trazos que hizo a la hora de dibujar este mundo, una frase que siempre quiso Javier decírsela a la cara de algún cura que amamantaba poder a través de una mentira, y tristemente había muchos de ellos. Como decía, fue el divorcio que tuvieron sus padres hace casi ya un año, lo que todavía había ayudado más acercarle en cierta manera a cada uno de ellos, especialmente a su padre, por eso quizás no estaba resultando tan mal como pensaba la cena en el restaurante y no era tan mala idea que se quedará en su casa a pasar unos diez días. Lo que no se esperaba era, que nada más girar la esquina y entrar andando en la calle donde estaba su edificio, encontrarse a Eva esperándole en el portal de su casa.

Continuará....

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