Me preguntas que me pasa
mientras deliro. Sé que no estás. Serán estas decimas de fiebre, que el
mercurio marcará exactamente. Tengo ganas de fumar aunque me prometí dejarlo.
Si estuvieras aquí ahora mientras oigo el agua calentarse reconocerías en mí
ese rostro cansado, perdido, sin rumbo alguno, y yo te respondería cosas de la
vida, y tú reirías solventando así los problemas de tristeza que comienzan a
condensarse en el salón. Si jugásemos a las adivinanzas acertarías si pensaras
que ahora mismo de fondo está sonando Ismael, que intentaré escribir algunas
líneas porque sabes que es el mejor remedio para sentirme bien, que mañana
despertaré creyendo que está más cerca el día que volvamos a compartir un
amanecer. Hasta que recupere la cordura y me sienta como un planeta deshabitado,
hasta huyeron los alacranes al espacio exterior, y los seres omnipresentes que
genero en mi mente no son suficientes.
Ayer fui al trabajo igual que
todos los martes desde que comenzó el curso, durante un instante creí ver a una
chica rubia, igual que Alicia la del país de las maravillas escribiendo un mapa
en la palma de mi mano indicándome el camino a la madriguera donde se metía el
conejo y detrás encontrar el mundo de la misma forma que lo dibujo en mi mente.
Después cuando llegué a casa, lo sé, no había nada más que las líneas que dicen
las brujas que está marcado nuestro destino. Supongo que si estuvieras aquí me
aconsejarías que me fuera a la cama, me abrigara bien y dejase ir este deliro
febril sudando, que no publicase estas líneas en la red por si luego hay
arrepentimiento, pero antes, antes de que me des el beso de buenas noches, me
inventaré un vagón de tren y que ahí estás tú, como dos desconocidos nos
pondremos a hablar, a contarnos lo que creemos que somos, y cuando me preguntes
que es lo que amo, te responderé a la vida contigo a mi lado, solo una última
cosa antes de irme a dormir, ¿Dónde irán las ovejas cuando tengan miedo?
Saludos y gracias
Nostalgia de ausencia
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