Siempre veo el mismo árbol recién
corridas las cortinas al levantarme, y siempre me surge la misma curiosidad que
ande desnudo en las estaciones frías, y se arrope con la llegada del buen
tiempo, también continua ahí la misma esquina, la misma fachada, las mismas
ventanas preguntándome que historias esconderán, quizás de amores de oficinas,
de odios y ganas de sublevarse a jefes cegados por el virus del poder, de
individualidades que se desgastan por las redes sociales, de esperanzas puestas
en un volverá a llamar, o quizás si es cierto que la realidad supera la ficción
para lo bueno o lo malo, un día irá con una guitarra y un ramo de flores a
cantarte una canción debajo de tu ventana, hasta que venga la policía con sus
pintas de tipos duros porque un vecino se quejó de que es ese ruido a deshoras,
o a lo mejor todavía quedan rastros de historias de familias felices sin que
las complicaciones cotidianas hayan puesto su mundo boca abajo.
Siempre observo el mismo
paisaje, y cansa seguir lamentando tu ausencia, esos días en los que nunca me
agotaba ver una y otra vez tu cuerpo desnudo, y descubrir que cada día que nos
volvíamos a encontrar era más hermoso que el anterior y saber que podía
arroparlo con mis manos, era más que suficiente para saber dónde estaba el
comienzo de un para siempre, ahora pasó el tiempo y supongo que la lentitud de
la soledad provoca que eche de menos tus manos contra las mías, las caricias
que calentaban la hoguera que encendíamos, los sudores entre las sabanas y los
besos y abrazos que venían detrás, las conversaciones que se alargaban hasta
que teníamos que pedir disculpas al tiempo porque nos exigía volver a la
realidad, ya ves nadie me avisó diciéndome que este año no sería fácil, que más
momentos de los que me gustaría para sobrevivir al presente necesitaría ser a base
de los recuerdos que me dejó el pasado, mientras el futuro como el ahora de la
misma forma que se contraen se dilatan a la vez.
Siempre están ahí los mismos
códigos de un idioma que aunque me trate bien, se reconoce más sincero, más
cercano, lo que ha sido y sientes como tuyo, y es que el camino a casa todavía
queda tan lejos, aún hay tanto por recorrer, que no sé si será por eso o porque
uno ya tiene suficiente con sus luchas interiores o el tener que aprender a
levantarse tantas veces como haga falta, pero el caso es que llevaba unos días
sin asomar la vista más allá de la orilla, duele saber que nada ha cambiado,
Gaza una vez más vuelve a arder, malditos sean los que por designios divinos
construyen infierno y sufrimiento gratuito, y los de siempre se siguen
empeñando de hacer que el mundo parezca una mierda, quizás no sea tan mala idea
hacer huelga general indefinida en todos los puntos del planeta y tomar las
calles como quien toma corazones solitarios faltos de amor, y a mí hay días que
se me ocurre dejarlo todo y marchar a Méjico, no sé, quizás sea porque eso de
que como cada vez estamos más cerca de lo que dijeron Los Mayas, ir en busca de
su epicentro, o quizás las otras razones tú las sepas mucho mejor que yo.
Saludos y gracias
Y tal vez todo seguira igual
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