LA CITA


Que afortunado que soy, hoy me han llamado por teléfono y tengo una cita, apago el televisor, me voy derecho al armario y elijo la camisa que espero que hoy me de suerte y un pantalón que le siente bien, le quito el polvo a los zapatos, me aseo un poco en el baño, miro el reloj impaciente, todavía estoy en hora, y me miro al espejo y me digo todo poco a poco comienza a salir mejor, y me dibujo la mejor sonrisa que tengo.

Cierro la puerta con doble vuelta de llave, y antes de que suba el ascensor vuelvo a abrir comprobando que todo lo dejé en su sitio, y vuelvo a girar la llave un par de veces, pienso que todo está en orden, abro la puerta del ascensor, que nervios quizás incluso ya me esté esperando.

Llego a la cafetería que hace chaflán, ahí donde hemos quedado, me pido un café que bebo a sorbos cortos, remuevo la cucharilla inquieto porque la cita ya ha comenzado, hasta que una desconocida irrumpe, y me dice perdona está ocupada esta silla, porque lo preguntas, por nada que encontré una mesa libre pero sin silla, incluso me dice que si no me importa que si se puede sentar conmigo o si estoy ocupado, y le diría que estoy en medio de una cita conmigo mismo, pero quizás sea mejor idea no decirle nada, y claro, claro que te puedes sentar, no esperaba a nadie, así que no me vendrá nada mal un poco de compañía.

Saludos y gracias

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