No podrás prohibirme que vaya a buscarte allí donde huyas, aunque no quieras
que te encuentre, aunque sepamos que te cansas pronto de los mismos lugares y
te mudas casi tan rápido como las aves migratorias.
Será algo así como declararte
una persecución suicida, con un final amargo, el mismo que tuve cuando te
fuiste, recibí la nota y la emborrache con las lagrimas que me habían dejado tu
ausencia, y luego vino lo peor, la angustia de la nostalgia, y sin miedo a
rebajarme me hice el macuto, deje las cadenas que me ataban a un sistema en el
cual lo sabes perfectamente nunca creí, y partí detrás de ti.
Lento pasan los días que sobrevuela
el silencio, el enseñar tu foto a extraños, por si te vieron en algún lugar
tomando el tiempo, entre chupito y chupito, y dejándote querer por las miradas
que te querían engatusar, cuando eras tú las que les ponías en celo, les provocabas,
y luego te desvanecías sin dejar ni rastro, ni pista, que me ayude a entender
donde te podré hallar.
Sabes llevo conmigo el libro
que te dejaste olvidado o quizás voluntariamente, con la vida de Frida y
algunas laminas de sus mejores pinturas, y cuando le paso las hojas me llega el
recuerdo que dejamos y no quiero que se vaya como tú a ninguna parte, supongo
que te habrás enterado, que hoy murió Chavela Vargas, seguramente estarás
cantando en su memoria y a tu manera “La llorona”, igual que hiciste la primera
noche que te conocí subida encima de un escenario y encumbrada por los focos que te daban esa fuerza tan especial, y tuve esa hermosa sensación de que ya
no me hacía falta nada más.
Y si alguna vez, consigo dar
contigo, y me preguntas porque fui detrás de ti, se me ocurre, que quizás te
diga, que fue porque cuando te ausentaste llegue a odiarte de la misma manera
que alcance a quererte.
Saludos y gracias
Tu entrada tiene la nostalgia de la busqueda, con recuerdo a dos transgresoras Frida y Chavela
ResponderEliminarUn abrazo