EL ESCONDITE


Que hemos hecho, romper las reglas, los estereotipos, la escuadra por la mitad, y caminamos cuando tú suenas, y no dejo de escucharte, y resulta que tenemos que alejarnos, casi obligados a huir, de ese sonido que nos rompe el tímpano, y acentuamos lo que nos hace llorar, hasta donde hemos llegado, siempre las mismas frases, diferentes sentencias que ocultan la misma mentira, al final nos volveremos descafeinados, pero cómo, cómo cambiarlo, nadie enciende la luz cuando todo está a oscuras y a ti te entra el pánico, y yo quiero abrazarte para calmarte, y me dices esa, esa no es la solución.

Parece que alguien se escondió y no quiere que le encontremos, jugó con lo que teníamos, y se ocultó demasiado bien, saco malabarismos prohibidos, y resultó al final que era el mismo que contaba hasta cien con los ojos tapados.

Donde fuimos a parar, ya no somos ni sujeto, nos determina el predicado, la acción que nos obligará a pedir un rescate y sálvenos el que pueda, es decir el mismo que puso las reglas, nos pidió huir que luego descubriría nuestro escondite, y quizás, tal vez, si servíamos para algo nos vendería el mare a precio de saldo.

Qué hacer, que hacer cariño, mantenernos ahí, escabullidos, o salir corriendo, quizás escapar, salir con miedo, no creo, acaso se me ocurre, el otro día mientras jugábamos a este maldito escondite, vi una cuerda, y a lo mejor, a lo mejor no sea tan mala idea comenzarla a estirar a ver qué pasa.

Saludos y gracias  

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