Dices que nos estamos
convirtiendo en caníbales, que no lleguemos jamás hasta ese punto, que te lo
prometa aunque no sepamos a ciencia exacta si lo podremos cumplir. Y solo se me
ocurre decirte que la tinta del bolígrafo sigue siendo roja, todavía, todavía
no ha llegado la hora de cambiar de color.
Me agarras de la mano, te
quitas la arruga de la minifalda, y noto que tienes prisa, y te pones a correr
con tus medias negras, que me tienes que enseñar algo, que hay en algún lugar
muy cercano esperándonos unas caracolas de mar, y con ellas, con ellas,
abriremos la magia que dejaron enterrada dentro de una caja de madera.
Mientras cruzamos las esquinas
muertas de la ciudad, la miseria, el hambre que dejamos atrás huele a tristeza,
cansa, agota, ver como quizás mañana, más pronto de lo que nos podamos
imaginar, seamos zombis, y nos acabaremos comiendo unos a otros.
Con el aliento entrecortado,
me recuerdas las palabras que nos dijo el último inmigrante antes de que se
vieran obligados a huir, “va siendo hora de sacar todos los peces que se están ahogando
en el estanque que contaminaron, y trasladarlos a un lugar mejor”, que ahora
entiendes a que se refería, ya estamos cerca del final, no te pares ahora, o
quizás sea demasiado tarde.
Que han hecho con la vieja
cala, ya no queda nada de lo de antes, cuando la vestían hogueras llenas de
humo, música de timbales y guitarras alrededor, y la gente cantaba, bailaba, lo
han borrado todo, que hacemos aquí, esto no tiene ningún sentido. Me calmas besándome
como si fuera la última vez, como si esto que tenemos entre nosotros también
acabe siendo fugaz.
En un rincón perdido, donde no
han llegado las pisadas llenas de alquitrán, abres una caja que esconde un
montón de caracolas de mar, y me dices sopla fuerte, sopla fuerte y deja tu
mente en blanco, lo ves, lo ves lo que está pasando, mira arriba, el cielo se
ha vuelto surrealista, y allí al fondo del infinito aparecen unas luces que se
acercan cada vez más deprisa, y sonríes, no todo está perdido, ya están
llegando.
Saludos y gracias
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