UN AÑO MAS



Quizás es el silencio de esta habitación, la humedad de sus paredes, las letras que no quieren salir porque se encuentran atragantadas, y las que salen, no salen como deberían o como uno quisiera.

Quizás es encontrarme con los mismos discursos, el agotamiento de utilizar siempre las mismas palabras, la misma erupción de melancolía, cuando pide a gritos una cierta renovación.

Quizás es recordar que mañana oficialmente soy un año más mayor, y esta vez cuesta resumir este último año en pocas líneas, en un post, igual que hice en el pasado.

Quizás prefiero imaginarme lo que no podrá ser, lo que me gustaría que fuera, mi silencio particular, esa sensación de soledad (no cierta) pero sí la sensación, esa terrible sensación.

Quizás una vez más es la incertidumbre de un futuro confuso, difuminado, a veces lleno de tonos grises, otras de colores vivos.

Quizás sería fantástico que mañana se apagaran las luces, se bajara el telón, comenzará otra función, y pudiera viajar en el tiempo, en el espacio, para acabar allí, en uno de esos rincones que tantas veces he visto en películas, uno de esos bares con luz tenue, con mesas rodeadas de sillas, con un sencillo escenario de fondo, y una banda de Jazz dejándose escuchar.

Que tú estuvieras allí a mi lado, y llevarás uno de esos sombreros que te quedan tan bien, a veces pienso que naciste para llevar sombrero, te marca un estilo que te da mucha personalidad, que fumáramos algo raro, y tomáramos todos los gin tonics que nos diera la gana.

Que habláramos del destino, y descubriéramos que es de cobardes pensar que está escrito, que está por adelantado, igual que un billete de ida a ninguna parte.

Que te dijera que qué mas da lo que pase ahora en adelante si los Mayas vaticinaron que el fin del mundo llegará en diciembre del 2012, y tú me dijeras que ese es un pensamiento estúpido.

Que sacara tu mejor sonrisa, y bailáramos pegados en la oscuridad del local, y me dejarás enredar mi mano entre tu pelo.

Que aunque afuera siguiera habiendo tormenta, y el mundo siguiera en pie de guerra, no nos importaría lo más mínimo porque habríamos vuelto dentro de la cueva, si esa que nos explicó una vez por escrito Platón. Y que a veces se está mejor dentro de ella que fuera.

Que descubriéramos que el sonido de un saxo tiene más fuerza que cualquier maldita arma, y que los imperativos de los telediarios, ese montón de farsa, dejarían de afectarnos por unas horas indeterminadas, que nos daría igual si los valores bursátiles están en alza o se caen en picado por el mismo precipicio que ellos crearon.

Que nos riéramos de todos esos malditos detalles nimios o no nimios, que no nos permiten saborear la fugacidad del momento, y que aquello que nos constriñe, lo quemáramos bajo la llama de una vela, y cuando tuviéramos más sed pidiéramos otra ronda de gin tonics.

Que después de descubrir que no es tan difícil andar descalzos por los cristales que se rompen al amanecer, me dieras un beso de verdad, me dijeras feliz cumpleaños, y apoyaras suavemente tu cabeza sobre mi hombro.

Que la música no dejará de sonar, y hubieran suficientes gin tonics para disfrutar de una velada entre tú y yo a la espera de un mañana mejor, que esta por llegar a la vuelta de la próxima esquina.




Saludos y gracias

1 comentario:

  1. Escribes distinto ese pesimismo que se ha apoderado de muchos. Me gusta. Maribel, saludos.

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