Ahora lo sé todo volverá a la normalidad. Jamás pensé que diría esto, pero hoy cuando he visto nevar por la ventana, me he llevado una gran satisfacción. Porque a veces es necesario provocar que llueva o nieve para que todo vuelva a empezar, para que quieran estar a tu lado.
Atrás quiero pensar que se queda este principio de año difícil, espinoso, con alguna que otra decepción y con el vértigo que produce tener que hacerse mayor a la fuerza. Porque mientras haya gente que continué usando la fuerza de su poder sin escrúpulos, sin partituras cómplices, las cosas nunca serán todo lo fácil que tendrían que ser. Pero para eso estamos, para luchar y decir que no, que ya esta bien de que nos tomen por gilipollas.
Atrás quedan mentiras que se te quedan clavadas en el alma, y que jamás podrás olvidar, porque si hay algo que no soporto es que me traten como un perro apaleado y me intenten engatusar a base de venderme humo y enseñar una cara y luego reflejar otra al otro lado del cristal.
Atrás queda el saber más que nunca que siempre habrá un rayo de sol que penetrara ante cualquier oscuridad que se ponga de por medio, porque las cosas son más fáciles cuando se hacen en común, y sabes que no estás solo.
Atrás queda el saber que a veces hace falta ciertas rupturas para volver a empezar. Quizás nos equivocábamos, no había que ir hacía delante si no era cuestión de volver hacía atrás, volver a ese punto de partida donde todo empezó a arder. Recuperar esa llama, volver a encender el fuego.
Mientras caen los copos de nieve, desde aquí, desde la frontera de la incertidumbre, hay algo, algo dentro de mí, que me dice que todo va a ir bien, todo va ir muy bien, y esta vez siento que no me estoy mintiendo.
Saludos y gracias
Atrás quiero pensar que se queda este principio de año difícil, espinoso, con alguna que otra decepción y con el vértigo que produce tener que hacerse mayor a la fuerza. Porque mientras haya gente que continué usando la fuerza de su poder sin escrúpulos, sin partituras cómplices, las cosas nunca serán todo lo fácil que tendrían que ser. Pero para eso estamos, para luchar y decir que no, que ya esta bien de que nos tomen por gilipollas.
Atrás quedan mentiras que se te quedan clavadas en el alma, y que jamás podrás olvidar, porque si hay algo que no soporto es que me traten como un perro apaleado y me intenten engatusar a base de venderme humo y enseñar una cara y luego reflejar otra al otro lado del cristal.
Atrás queda el saber más que nunca que siempre habrá un rayo de sol que penetrara ante cualquier oscuridad que se ponga de por medio, porque las cosas son más fáciles cuando se hacen en común, y sabes que no estás solo.
Atrás queda el saber que a veces hace falta ciertas rupturas para volver a empezar. Quizás nos equivocábamos, no había que ir hacía delante si no era cuestión de volver hacía atrás, volver a ese punto de partida donde todo empezó a arder. Recuperar esa llama, volver a encender el fuego.
Mientras caen los copos de nieve, desde aquí, desde la frontera de la incertidumbre, hay algo, algo dentro de mí, que me dice que todo va a ir bien, todo va ir muy bien, y esta vez siento que no me estoy mintiendo.
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