CASUALIDADES

Hacía filosofía con el contrabajo, y el saxo retumbaba por toda la sala, que idiosincrasía soltó alguno. En seguida pensé, siempre tienen que haber ignorantes en todos lados.

Es cierto no había Jazz............... Hubiera sido un acierto.

Ella estaba allí, donde tenía que estar, apoyada en la barra del bar. Yo estaba donde no tenía que estar, o mejor dicho no quería estar, con mis amigos, con mis colegas. No por ellos, sino por mí, esa noche no quería salir, pero por no hacer un feo....

Sí, nuestras miradas se cruzaron, al fin y al cabo no éramos dos desconocidos. Fue su mirada, esa sonrisa, y si............. Para que nos vamos a engañar estaba guapa, o más que eso...

De todo esto hace más de un mes, y aun lo recuerdo como si fuera ayer. Aunque muchos diálogos se enredan, se arrugan, se desvanecen. Pero el concepto, la idea, los hechos, lo importante si está claro, y no, nunca se olvida.

Al principio fue como romper el hielo, saludar, tópicos, rituales básicos, sin serlo, no sé dos desconocidos que se encuentran que hacen, se saludan, dos conocidos es lógico que hagan lo mismo.

Después si la memoria vaga, no me engaña, volví a mi trinchera, al punto de partida, donde se habían cruzado nuestras miradas por primera vez. Sin yo saberlo todavía, ya nada era lo mismo, las casualidades habían roto la baraja y repartido las cartas. Entonces me di cuenta, ya lo había aceptado, pasarlo bien (pastilla azul) o estar toda la noche amargado (pastilla roja). Me tome la pastilla azul y acerté.

No tenía que estar ahí (ella), aun es más ni mi imaginaba que estaría ahí (ella), ¿Casualidad? ¿Destino? Eso intento resolver. Aunque que más da si al final no lo averiguo, lo importante fue lo que paso a continuación. No la metafísica que se esconde tras ese primer encuentro, que también................. pero no ahora.

Volví, junto a ella, allí donde ocurren las mejores historias, al lado de la barra de un bar, ahora era más fácil, y así sin más las palabras venían solas, estaba a gusto, me gustaba hablar con ella, la noche empezaba a tener sentido. Y aun lo recuerdo porque cada vez que nos volvemos a encontrar, esa mirada.... su mirada, esa sonrisa... su sonrisa, no sé como lo hace pero sabe que me tiene, que me arrastra a su territorio y yo no pongo ningún peros, pero bien pensado, para que ponerlos si me siento tan bien.

Luego lo recuerdo, vino sin más, fue un momento, un silencio, y las mariposas que revoloteaban alrededor de mis entrañas, pajaritos en mi cabeza, y no te asustes que ella quiere lo mismo. Así, esta vez sin miedo, sin pedirlo, natural, le acaricie la mano (la primera vez) y entonces esa fue la prueba. Lo sentí por mi parte y por la suya. Quería. Y la bese...

Ya se sabe una de esas noches que en principio no tiene ningún sentido salir, y resulta que se acaban convierto en una noche inolvidable. Después de un poco más de un mes, continuamos como dos desconocidos - conocidos que saben que se quieren conocer, que saben que se atraen, que saben que detrás de todo esto no se encuentra tan solo una aventura, hay algo, mucho más, tan solo es cuestión de quererlo descubrir, y en esa frecuencia estamos. Este baile es un baile para dos, y lo bailamos juntos, yo con ella, ella conmigo. Creo que hasta ahora llevamos muy bien el compás. Que no se acabe la música.

Saludos y gracias

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