Yo creía haber encontrado el equilibrio, pero no ha sido así. Aun ando detrás de él, espero algún día encontrarlo, y que no sea demasiado tarde.
Hay errores en la ecuación que me demuestran que no di con el equilibrio:
Heridas que todavía están por cerrar, que cuando sangran se me escapan de las manos. Y tengo miedo a acabar quemado como aquel de la historia. Y por eso a veces no me controlo, son unos minutos, dos, tres, no más y una verborrea sucia, dolorida sale de mi boca. Palabras que muestran el dolor, la desesperación, la impotencia de no poder hacer nada ante tanta injusticia. Luego me arrepiento, pero no puedo evitar que la herida supure. No está cerrada.
Lo dice mi calculadora, lo dicen las computadoras, no se puede alcanzar el equilibrio si te explotan de la manera que a veces algunos explotadores lo hacen, sin escrúpulos. Como dijo aquel una vez en un bar, cada vez hay menos dictadores, porque ahora se encargan los explotadores de sustituirlos. Al fin y al cabo lo que estos últimos hacen está legalizado por el sistema.
Aun así, de alguna manera espero acabar ganando esta batalla, aun no sé como, pero tarde o temprano tengo la esperanza de dar con la respuesta. No me rindo.
Hay personas que conozco, que como acróbatas han encontrado el equilibrio. Y andan por la cuerda floja sin miedo a caerse, porque saben que se levantaran y no habrá pasado nada. Les envidio, y me alegro muchísimo por ellos. Se les ve felices, tranquilos, en paz consigo mismos y con quien que les rodea. Ese estado de perpetua paz, que calma, que maravilla. Si, lo sé, cuando les veo a ellos, que el equilibrio existe, no es un mito. Esta ahí, tan solo hay que alcanzarlo.
Saludos y gracias
Hay errores en la ecuación que me demuestran que no di con el equilibrio:
Heridas que todavía están por cerrar, que cuando sangran se me escapan de las manos. Y tengo miedo a acabar quemado como aquel de la historia. Y por eso a veces no me controlo, son unos minutos, dos, tres, no más y una verborrea sucia, dolorida sale de mi boca. Palabras que muestran el dolor, la desesperación, la impotencia de no poder hacer nada ante tanta injusticia. Luego me arrepiento, pero no puedo evitar que la herida supure. No está cerrada.
Lo dice mi calculadora, lo dicen las computadoras, no se puede alcanzar el equilibrio si te explotan de la manera que a veces algunos explotadores lo hacen, sin escrúpulos. Como dijo aquel una vez en un bar, cada vez hay menos dictadores, porque ahora se encargan los explotadores de sustituirlos. Al fin y al cabo lo que estos últimos hacen está legalizado por el sistema.
Aun así, de alguna manera espero acabar ganando esta batalla, aun no sé como, pero tarde o temprano tengo la esperanza de dar con la respuesta. No me rindo.
Hay personas que conozco, que como acróbatas han encontrado el equilibrio. Y andan por la cuerda floja sin miedo a caerse, porque saben que se levantaran y no habrá pasado nada. Les envidio, y me alegro muchísimo por ellos. Se les ve felices, tranquilos, en paz consigo mismos y con quien que les rodea. Ese estado de perpetua paz, que calma, que maravilla. Si, lo sé, cuando les veo a ellos, que el equilibrio existe, no es un mito. Esta ahí, tan solo hay que alcanzarlo.
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