Estábamos abajo
en un claro perdido en el bosque
fumando como cualquier otra noche
no hacía frío y había luna llena.
Ese día no tocaba ver Vampiros
o hombres lobos aullar
bajo la mirada penetrante
de esa esfera ovalada
que desquebrajaba la oscuridad.
Dejábamos que el humo
se entremezclara con el
olor de los árboles
que el tiempo se extinguiera
en zig zags y sin cuentas pendientes
mientras tú te liabas el siguiente
y me preguntabas relajadamente
“Que son esos bichos verdes
que vienen hacia nosotros”
“No son verdes. Pero son ellos.”
Saludos y gracias
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