REMEMBER SATURDAY NIGHT



Esta vez la excusa fue que queríamos vernos. Todo empezó por la tarde, de eso si que me acuerdo muy bien. Quedamos en una casa para comer juntos y hacer una sobremesa a nuestra manera, entre cervezas, el humo de cigarros de otros, y batallitas que nunca están pasadas de moda. Hablamos de ellas, por supuesto, imposible no hacerlo, y también hablamos de esas injusticias que cubren la faz de la tierra y algunas veces la convierten en un lugar tan desagradable. Del futuro, ese conjunto de piezas que aun falta dar con la forma adecuada para darle un cierto sentido. Pero que nos quiten las ilusiones si se atreven.


Luego nuestros caminos se separaron, y la noche empezó a coger fuerza. No me acuerdo pero creo que la luna se encontraba invisible, el aullido de los lobos esteparios eran callados por las frías y terribles temperaturas, y había que ir con cuidado porque estaba todo helado, y cuando digo todo, es todo aquello que se encontraba al aire libre. ¡Que poco consciente fui esa noche!. Me encontré con otros colegas, un cumpleaños de una compañera y más de lo mismo cerveza, stola, stola, feliz cumpleaños y unas fajitas riquísimas. Risas, buen rollo y poco más, mi memoria de pez empezaba a salir de su escondrijo.


Pero eso sí, me acuerdo que acabe encontrándote, y que acabe entrelazado a tus manos, tan suaves, tan jóvenes, esa inocencia que aun no ha sido robada, ¡Qué suerte! Y pensar que ese yo mío en el pasado era, se sentía tan..............y ahora me doy cuenta que lo peor que me ha ocurrido en esta vida, es que me hayan robado mis sueños a cambio de escepticismo. ¿Por qué no jugamos a encontrarnos, a buscarnos por puro azar, en vez de quedar como dos seres adultos y formales? Y saber que el mundo sería tan sencillo si tan solo me quedará así, entrelazado en tus manos, sin silencios estúpidos, pero sin decir ninguna palabra. Cogiendote de vez en cuando algún beso perdido, dibujando versos de papel con la mirada. Pero el mundo egoísta no esta echo para los amantes. El mundo tiene sus jodidas reglas, y no queda más que cumplirlas.


Aun así la noche me tenía deparada alguna que otra sorpresa. De nuevo por azares de la vida, o azares que buscamos intencionadamente. Me encontré de nuevo con los compañeros de batalla que habíamos disfrutado de una agradable sobremesa, y se nos unió un camarada más, también bien preparado para quemar las naves que aun quedaban por quemar. Aquí la memoria es más bien difusa, cerramos locales, me di con el suelo en varias ocasiones, milagro que no me pasara nada. Y entre vodkas, piwos y risas, y tonteo con ellas, las damas de la noche, fuimos destapando cada rincón oscuro que nos dejaba la ciudad a esas horas tan alejadas de cualquier posible inocencia.


El final fue que al día siguiente me quería morir de lo mal que me sentía, y además desgraciadamente me toco vivir el principio del final de lo que una vez fue una bella historia. Pero eso lo contaré otro día.


Una gran noche la de aquel Sábado, como las que hacía mucho tiempo que no me pegaba. Con su precalentamiento como Dios manda en el cielo de los que nos gusta pecar porque es más divertido que no hacerlo. Es decir, una buena comida, una sobremesa para quitarse el sombrero y una noche con todos los elementos habidos y por haber.


Saludos y gracias





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