Más fácil. Más sencillo. Si
tus sentidos se dejan colgar por esa curva que tira hacia la izquierda. Siempre
estarás más hermosa si se ve un atisbo en tus ojos de la revolución que siempre
imagine. Esa de la que tanto se ha hablado. Esa que tal vez sume más fracasos
que éxitos. Pero su romanticismo, su romanticismo es autentico. Eso que lo
transmitas con tu pezones desnudos. Es más que suficiente. Sobre todo ahora
cerca del invierno y cuando uno espera (una vez más) que Papa Noel traiga como
regalo un cambio, un gran cambio, aunque siga sin convencerme que democracia
sea tan solo votos y urnas, debe de ser algo más. Tal vez por eso me quieras
hablar de la revolución.
En la cama, en cada tangente
de tu cuerpo, en tu inclinación hacia la izquierda y así tu pubis rasurado
desde esa perspectiva me haga despertar los sentidos de los ideales que
hibernaron. Por eso me dices sin decirlo: ¿Jugamos a dejarnos hacer por la
revolución?
Saludos y gracias
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