LAS TORTUGAS TAMBIÉN LLORAN



Era conjugación del verbo ser, viejo sin serlo, niño que todavía creía que el mundo lo cambiarían los superhéroes de los comics, las matemáticas eran un profesor que no se podía soportar y la niña de la tercera fila, la cuarta, la quinta, la segunda, era la chica más guapa que había escrito jamás Pablo Neruda en sus poemas de amores desesperados, y ahora todo eso se traduce en paquetes de tabaco de liar que se secan y buscan desesperadamente entre caladas y caladas, contar como ha pasado el tiempo... Ojalá estuvieras ahí para darte un abrazo y así dejar de fumar.

Me viene de soslayo cuando fue la última vez que le dije a mi madre cuanto la quería, y ahora que la candela mantiene inalterable su luz mientras la cera se derrama creo que después de ese momento debió de morir un Unicornio porque si no, no entiendo porque las cosas hermosas a veces, a veces cariño se pierden en la inutilidad de la memoria... ¿Ella seguirá entendiéndome como la vez que fui aquel niño que enseñó a andar, a dar sus primeros pasos?

Solo quiero decirte que te echo de menos para saber que todavía sé lo que es sentir eso, y tú lo escuches y te pongas alegre o triste porque sientes lo mismo o porque como una carta llegó demasiado tarde para que redactes lo que humildemente sea para ti y ponerlo dentro de una botella que surque el mar y me encuentre como su destinatario.

Si te preguntas lo que hago ahora te diría que en este momento ver a dos tortugas copular y como una de ellas llora y la otra tiene un orgasmo.

Saludos y gracias

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