LA DESPEDIDA



Decir adiós no es algo sencillo. Pregúntaselo al Dios inestable que tengo dentro de mí. Al Dios consolador, al Dios magnánimo, al Dios borracho que nunca vomita hasta que lo hace. Hemos aterrizado salimos de la nave y no entendimos lo que vimos, aunque hay cosas hermosas y actitudes y personas que te llevarías contigo el resto de tu vida. Pero llego el aguacero y nos fuimos a la deriva , que pena que las últimas instantáneas entre nosotros sea un amasijo de errores, tristezas y distancias. Siempre hay un pañuelo para descubrir que pequeño es el mundo y que poco sentido tiene lamentarse. Adiós y seguro que nos volveremos a encontrar y recordarnos ya sea en Marte, Venus o la luna, aunque quizás si le preguntas a un cristiano, a un musulmán o a un budista le pongan otro nombre. Fue un placer. Hasta pronto.

Saludos y gracias

No hay comentarios:

Publicar un comentario