UN ÚNICO PEZ EN EL MAR



Vacio en la cama. Viene pero como si no estuviese. La noche se equivocó colocando a la luna, no eran esas coordenadas las que buscaban. No follan como animales en celo. Él ahoga un grito en unas gotas de sudor que le corren por la mejilla, de igual manera que lo hace el semen por sus manos cuando se masturba pensando en que la cercanía a veces también es distancia, en como rozaba los volantes del vestido de ella con sus dedos, en el escote de sus preciosos pechos, en ella a ahorcajadas encima de él.

El amor y el sexo estaban en huelga y nos les hicieron. Se mudaron de alcoba. Y les dejaron en camas separadas. Habla de cajas fúnebres. De vasos de agua con un agujero gigante en su cuello y uno más pequeño casi invisible en su culo. De que ve a los muertos y los siente respirar.

Calle sin salida. Solo sabe que si ella no vuelve continuará perdido. Lo intentó. Intentó olvidarla pero perdió todas las manos en las cuales se lo jugaba (porque en el fondo nunca deseo ganarlas). No lo saben. El amor y el sexo les espera. No lo saben porque se lo impide una religión estúpida que han  creado entre ellos dos. A veces hay un único pez en el mar.

Saludos y gracias

No hay comentarios:

Publicar un comentario