LOS TOMATES HAN ENMOHECIDO



Duelo tanto por dentro que aterra. Baja la cabeza y no me veas así por favor. Cierra los ojos y no me veas así por favor. Si alguna vez nos cruzamos por la calle finjamos que no ha pasado nada, como si fuésemos dos desconocidos que sobrevivieron juntos a un hundimiento, compartieron un naufragio y bebieron demasiada agua con sal.

Si oyes por ahí de mí que he perdido las ganas de hacer algo, no es cierto, únicamente son una de esas malditas rachas que te apetece quedarte solo en casa viendo películas, escuchando música, leyendo libros, escribiendo algo, porque lo del exterior ha dejado de decirme cosas, ya no sé a que agarrarme ahí afuera para querer salir y ver a los pajaritos cantar y a los coches chocarse unos contra otros, unos contra otros. Tendré que esperar a que llegue eso que me vuelva a sacar allí afuera, tal vez se encuentre en mi interior.

Sabes el peor momento no son las noches y encontrarse la cama vacía llena de tus recuerdos, es al despertarse, en ese momento del día que todas las esperanzas parece que se puedan hacer realidad, y descubrir que ya no se tiene ni ese instante de aire, porque todo lo que quería hacer lo quería hacer contigo y tú no quieres estar ahí para compartirlo. Los tomates han enfermado dentro de la nevera, han enmohecido, tendré que limpiar y reciclar más cosas de las que pensaba y no sé por dónde empezar. No sé por dónde empezar.

Saludos y gracias

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