PEQUEÑOS DETALLES QUE NUNCA EMIGRARÁN



Son los pequeños detalles los que descubro que nunca emigrarán, como el que te quitases las gafas para besarme sujetándome por la nuca mientras yo te cogía por la cintura, o el poster que tenías pegado en la puerta de tu habitación que luego cambiaste por unas letras japonesas que representaban a nuestros nombres, quedarnos abrazados en tu cama mientras veíamos una película por tu portátil con subtítulos en español, las tazas de té y la pastilla de chocolate con leche de milka.

Me gustaba que mis manos se perdiesen entre las nubes de tu pelo corto, besarte por el cuello y que las hormigas de mis dedos recorriesen tu espalda, que no dijeras mucho y todo lo expresases con tus miradas, todos los secretos que guardábamos las noches que pasábamos juntos, despertarme a tu lado y decirte: Hola. No sé si estoy perdido o no, si te soy sincero creo que no, pero aún así siempre una vez al día guardo un instante, un momento, mientras fumo un cigarro viendo por la ventana la calle que tengo enfrente, encontrarme con tu sonrisa diciéndome que estás de vuelta, o antes de apagar las luces e irme a dormir los días que estoy sobrio, oír el  timbre y cuando responda volver a escuchar tu voz, y sigo confiando en ello una y otra vez, una y otra vez.     

Saludos y gracias

No hay comentarios:

Publicar un comentario