Odio los domingos que son como
este y las caras tristes o las noticias que llegan a través de los periódicos.
Ayer por la noche pensé en preguntarte dónde estabas. Que podía ir si querías. Te
prometo que lo pensé como esas cosas que uno quiere que sucedan. Es lo último
que recuerdo.
Pesan las paredes. La
biografía de soledad de este otoño. Tu rostro en mi memoria y desear besar tus
labios. Otra forma de decirte todo lo que quiero que oigas. Que el único lugar
donde quería estar ayer por la noche era donde empieza y termina tu cuerpo. Es
lo último que recuerdo.
La música electrónica y los
chupitos me cegaron. Es duro creer que todo lo que anhelamos lo sintamos como
algo lejano. Es un error. Un bucle del cual escapar. Huir. Mirar el billete de
avión con destino al otro lado del atlántico. ¿Para buscarte una vez más?.
Mirar en esta misma ciudad y tu nombre vistiéndola. Querer ser parte de todo
eso. Es lo último que recuerdo.
El silencio de los pájaros es
también el mío. Igual que el tuyo. El que no me digas nada. Que aún estamos a
tiempo de que ayer sea hoy. Que me dijeses que estás dispuesta a ello. Que en
verdad lo que sentimos lejos está tan cerca como derrumbar este incomodo
silencio y ponerle un bonito titulo a este domingo y esta madrugada sea la que
pudo haber sido la última noche y todo deje de doler. Es lo que quiero que
recuerdes.
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