Estaría bien por una vez que
dejases de decir sí que luego fuesen no, o que cuando dijeses que no acabase
siendo sí, que no tuvieses dudas a la hora de tomar una taza de café conmigo
que hasta donde tengo entendido todavía la ciencia médica no declaró
perjudicial que te sentases a mi lado a solas un rato para charlar y platicar
de cualquier cosa menos del tiempo y de la crisis, claro que lo más sencillo de
todo sería que simplemente dijeras sí y fuese sí, o que por una vez el valor de
la sorpresa se encontrase en tus labios y vinieses a preguntarme con ellos
manchando los míos de tu carmín ¿Qué tal? y sería más que suficiente que tan
solo tú y yo supiésemos que desde ese instante muchísimo mejor.
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