No me puedo creer que el mundo
se me congele entre las manos tu nombre sigue estando escrito en el cuarto de
baño como aquella primera vez que contactamos cuando se cruzaron por el camino
nuestro ejercicios telepáticos, abandonándolo todo por encontrarnos y
conocernos saber como éramos somos y seremos.
Me preguntaste asustada en la
primera cita: ¿Cómo cambiarias el mundo? Todavía recuerdo mientras el mundo se
me congela entre las manos que te contesté que no sé como cambiarlo y yo te devolví
el mismo interrogante y me agarraste de la mano porque querías mostrármelo.
Tenías guardado en un lugar
secreto contigo una caja de cerillas y un montón de gasolina, decías hay que
prenderle fuego, que arda todo y luego como el fénix resurja algo mejor, las
cenizas limpien el daño que nos han hecho, y así será como llegará nuestro
momento.
Ahora mientras el mundo se me
congela entre mis manos todavía me cuesta creer que al final no fue al mundo
al que quemaste sino que fue a ti misma, los bomberos no llegaron a tiempo y yo
les pregunté si existía alguna posibilidad que entre esas cenizas renacieras
como un ave fénix y me respondieron que me dejase de tonterías y me fuera a
casa a descansar.
Ahora comprendo porque en
aquel cuarto de baño donde está escrito tu nombre debajo también hay puesto un te
echaré mucho de menos.
Saludos y gracias
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