TENGO QUE CONFESAR



Tengo que confesarte a vos que la plaza ya no es la plaza, no porque no estés vos que también, sino porque las baldosas o el adoquín o lo que diantre cubra el suelo que pisamos ya no se tambalea y revolotea el mundo como las amapolas que me fumaba acostado y apoyado entre tus caderas desnudas, y en los vasos de cervezas no descubro enanos luchando contra un gigante que tumban porque todos juntos tiran de la misma cuerda. Allí donde antes estaba aquel tipo con pelo largo barba de haber naufragado en varias islas y abrazado a un bandoneón de música de la Argentina (desapareció y no dejó ninguna pista de por dónde anda) que jamás llegue a alcanzar pero siempre te hablaba las noches de vino, dejarse hacer por el amor y los besos que no conseguí que fueran para siempre, tal vez te tengo que confesar porque nunca te lo propuse.

Saludos y gracias

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