No es tarde para recordar
aquella noche de San Juan, donde pactábamos alegres encima de un tiovivo dando
vueltas, aunque locos, aunque borrachos, amarnos, y no éramos arrollados como
ahora por la niebla densa y opaca que cubre nuestras cabezas. No es tarde si
como ayer tan solo me levantó pensando en aquella noche de San Juan, mientras
me quedan tan lejos esas estrellas y playas que caminamos una vez por encima de
ellas, prometiéndonos en círculos viciosos esa locura que era querernos para
siempre. Aunque luego comprendimos que por una noche las guirnaldas, las
utopías, los sueños aderezados en besos y caricias, podían ser posibles,
duraban exactamente eso, tan solo una noche.
Saludos y gracias
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