MUNDOS ONÍRICOS



Se fundió la bombilla de la cocina, ya no hay luz, y me dices siempre hay una de repuesto, te desvaneces, últimamente solo te encuentro en mis mundos oníricos, en aquellas tierras mágicas que dibujabas, los marcapasos que pintabas en un tablero de ajedrez para seguir el camino que nos llevara a derrumbar todas las otras piezas y tan solo quedaran en pie tu peón y el mío, y los bocetos incompletos de esos unicornios que tanto extraño cuando ya no está tu taza de café para rellenarla y mancharla de leche como a ti te gustaba, los pegasos que poblaban los cielos color sepia, o levantarme de la cama con tu olor en el otro lado de la almohada y que me dejases como buenos días antes de irte a trabajar un dibujo de un pequeño elefantito con el siguiente bocadillo: “Quiero ser más grande para chafar cabezas de reyes y bellotas”.

Se encendía solo el telediario para recordarme que aunque hay días que pensamos hoy es cuando te dejaras que cepille tus cabellos, cuando pausaré al mundo y haya paz, nada saldrá como teníamos planeado, la mesa a la hora de comer será un desierto, y se me irá el apetito por lo incomodo que resulta estar solo, sentirse como en un vagón de metro a primera hora de la mañana, como esa ansiedad por estrecharte entre mis brazos, o el rodar por la cama por las noches sin encontrar el sueño porque se esfumó tu olor de mariposas, y si quisieras perder junto a mí el autobús, sería todo tan fabuloso, fumar polvo de hadas de ese que hay en mi mundo onírico, quizás así te atraiga, aunque ya no sepa diferenciar realidad o sueño.

Saludos y gracias   

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