Me levanto de la cama y todo
parece un vacio muy grande por llenar, me disfrazo con la ropa de salir, voy
cuando las farolas empiezan su función al garito que nos dijimos por medio de
líneas de colores que nos encontraríamos, una cerveza, un resumen de la vida de
uno en un idioma que no es el mío y darme cuenta cuantas cosas quedan por
cambiar, y tú entrando por la puerta nos decimos hola con la mirada, sonreímos
por defecto de fabrica, vas a un rincón que me queda muy lejos, cuando vuelvo
del baño te veo bailar y me digo un buen principio para empezar algo nuevo
sería secuestrarte ahí en medio, quedarme junto a tu cintura, y romper juntos
los cristales con punta que dañan más de la cuenta, regalarte una canción que
me viene a la mente de extremoduro, y decirte hoy como cualquier otro día sería
algo astronómico si me quisieras acompañar a rellenar huecos y vacios que hacen
que no comprenda nada, mientras cojo mi abrigo, salgo por la puerta que tú
entraste, con esa sonrisa de escaparate como despedida, preguntándome porque en
un lugar tan pequeño la distancia puede llegar a ser tan grande, dejando junto
a ti sin que lo sepas un racimo de ilusiones y una canción.
Saludos y gracias
Sabes lo que pasa, que los domingos son lo peor. Es un día de la semana que han inventado y lo han inventado MAL.
ResponderEliminarEl estrés se desvanece por un momento y se te cae la casa encima, conozco perfectamente la sensación de vacío de la que me hablas.
Un beso fuerte
Es cierto, de hecho, ahora mismo no se me ocurre peor sensación que sobrevivir a un domingo con resaca y en soledad.
EliminarBesos