CAPÍTULO X: SALOMÓN



A Salomón le gustaba hablar mucho, porque no sabía callar y todavía menos escuchar. “Aquí la gente anda muy jodida, lo están pasando putas, y creen que saliendo afuera encontraran algo, no algo mejor, sino algo,  y no se dan cuenta que afuera también está la cosa bastante jodida, se está perdiendo la alegría, che, la alegría, tú sabes lo que significa eso, perder eso es perderlo todo, joder con los fachos de los cojones sí que lo están poniendo difícil no, lo siguiente. Tú has visto como anda la gente por la calle, ya no miran de frente, van gachos, mirando su ombligo, porque ya no pueden ver más allá, y las mierdas que hay, porque mira que están guarras las calles, pero tú sabes que significa esto, porque la suciedad en el asfalto en verdad es una crítica feroz y brutal contra este mundo de opulencia bastarda al cual nos han arrastrado. Amigo, el viejo continente, la gran Europa se está yendo al carajo, se está hundiendo como el Titanic, ahí está el iceberg, y nadie hace nada por cambiar de rumbo y evitarlo, nos estamos derrumbando como los grandes imperios lo hicieron en el pasado, necesitamos urgentemente encontrar un final feliz a todo esto, o sino apaga la luz para siempre, te has dado cuenta hasta los últimos románticos estamos en especie de extinción, y todo lo hermoso que teníamos en este tiempo, se está volviendo anacrónico dentro de su propio tiempo, anda amigo tomemos una más y brindemos porque todavía queda por contar la más bella historia de amor de todas, la revolución que vendrá, y ahora háblame de vos y me cuentas, aunque no sé si seré capaz de escucharte Javier, ya me conoces”. Amén.

Continuará...

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