A Salomón le gustaba hablar
mucho, porque no sabía callar y todavía menos escuchar. “Aquí la gente anda muy
jodida, lo están pasando putas, y creen que saliendo afuera encontraran algo,
no algo mejor, sino algo, y no se dan
cuenta que afuera también está la cosa bastante jodida, se está perdiendo la
alegría, che, la alegría, tú sabes lo que significa eso, perder eso es perderlo
todo, joder con los fachos de los cojones sí que lo están poniendo difícil no,
lo siguiente. Tú has visto como anda la gente por la calle, ya no miran de
frente, van gachos, mirando su ombligo, porque ya no pueden ver más allá, y las
mierdas que hay, porque mira que están guarras las calles, pero tú sabes que
significa esto, porque la suciedad en el asfalto en verdad es una crítica feroz
y brutal contra este mundo de opulencia bastarda al cual nos han arrastrado.
Amigo, el viejo continente, la gran Europa se está yendo al carajo, se está
hundiendo como el Titanic, ahí está el iceberg, y nadie hace nada por cambiar
de rumbo y evitarlo, nos estamos derrumbando como los grandes imperios lo
hicieron en el pasado, necesitamos urgentemente encontrar un final feliz a todo
esto, o sino apaga la luz para siempre, te has dado cuenta hasta los últimos
románticos estamos en especie de extinción, y todo lo hermoso que teníamos en
este tiempo, se está volviendo anacrónico dentro de su propio tiempo, anda amigo
tomemos una más y brindemos porque todavía queda por contar la más bella
historia de amor de todas, la revolución que vendrá, y ahora háblame de vos y me
cuentas, aunque no sé si seré capaz de escucharte Javier, ya me conoces”. Amén.
Continuará...
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