NAVIDAD EN EL HORIZONTE UNA CAFETERÍA



Papa Noel lee el periódico sentado en una cafetería, mientras da sorbos a una taza de café, un niño le observa desde la ventana de la calle preguntándole con los ojos como platos y un gesto del dedo señalizando hacía arriba si él ha traído eso que hace sombra al techo de la ciudad.

En la mesa de al lado alguien busca con quien brindar por el dolor, porque tiene que aceptar que ella nunca más volverá y lo único que hará si continua bautizando su ausencia es acumular polvo, acabar ensuciándose, y observará que la moneda aunque caiga de canto, tarde o temprano elige un lado, y a veces no es el que queríamos. Otras veces sí que lo es.

La camarera le comenta a su compañera que día mas nublado ha salido, que raro que se haya equivocado su hombre del tiempo favorito, ese mismo que se encuentra en sus sueños húmedos disfrazado de Robin Hood y salvándola de los malos, y que los hay a montones, y siempre salen de los mismos edificios grises.

  El dueño del Jaguar, comienza a inquietarse porque su amable felina criatura se está alterando por momentos cada vez que la sombra se hace más grande, y piensa y eso que hasta ahora tan solo se ponía así cuando veía algún pitufo o algún objeto azul, tendrá que añadir esto a su lista de expedientes X.

Hay muérdago en la puerta de la cafetería, pero no parece importarle a nadie, o quizás no suceda así con esa joven señorita que acaba de cruzársele una causalidad cuando se topa con él (el mismo que quería brindar por el desamor y sus efectos secundarios) debajo de la puerta, le pide disculpas, y ella con una sonrisa le dice no pasa nada, los duendecillos salen de debajo de las mesas con signos de exclamación e interrogativos.

Afuera, desde un ángulo cuyo punto cero empieza en el chaflán de enfrente, se observa un letrero que pone “En el horizonte”, su cristalera adornada de bolas de colores navideñas, un pequeño árbol de navidad haciendo de guardaespaldas del muérdago y la parte de atrás del anorak del niño que boquiabierto le pregunta a Papa Noel por lo que sucede en la cima de la ciudad, es la hora de que las marionetas se revelen a sus dueños.

Saludos y gracias

1 comentario:

  1. El olvido al sentido de la Navidad, so "que las marionetas se revelen a sus dueños"
    Abrazo

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