CAPÍTULO VI: EN EL RESTAURANTE PRIMERA PARTE



No cesan los ruidos de helicóptero, subyace dudas, preguntas, las hélices no dejan de dar vueltas, y a Javier le viene a la cabeza la canción de Víctor Jara “A Cochabamba me voy” con ese Ratatatata era mentira que se acabaron las guerrillas. De repente silencio, tan solo el murmullo de otras mesas, el sonido de los cuchillos cortando la carne, y un pequeño desvío a las utilidades del cuchillo, a sus tamaños y formas, múltiples, grandes, menos grandes, normales (¿Qué es eso?) pequeños, medianos (para hobbits) diminutos, de punta, redondos, de sierra, y dentro de sus variables usos, un elemento imprescindible dentro del pack de supervivencia para una isla desierta, pero también tiene su lado oscuro, la inutilidad de matar con él a otro ser humano, por no acentuar y adjetivar con otras palabras tal acto degradante, que sería desolador comprobar que tuviera algo que ver con la herencia genética, el camarero se acerca para comprobar que todo está a su gusto, ya conocen a Javier, es el mismo restaurante que hoy ha traído a su padre y donde normalmente se cita con mujeres que son de cuatro o cinco encuentros casuales, interacciones conectadas a un sin futuro, nunca ha traído a ninguna chica que sea algo serio para Javier, es decir, nunca ha venido aquí con Eva, de repente unas escenas de una misma película se enfrentan a él sin avisar.

Muchos años atrás.... (En el cuarto de Javier, mientras estaba jugando con muñecos y otros artilugios)

-          Estás jugando hijo, eso es bueno, ayuda a desarrollar la imaginación y potenciarla, eso te ayudará mucho más de lo que crees cuando seas mayor.
-          ¿Quieres jugar conmigo Papá?
-          Me encantaría, pero hay dos tipos de hombres, los que todavía llevan consigo un trozo del Peter Pan que fueron en su momento, y los peores, los que nos hemos olvidado de jugar y como divertirnos, los que ya no tienen nada del Peter Pan que fueron, y tristemente yo soy uno de ellos. Pero tú, tú, debes de ser de los primeros, nunca olvides a tu Peter Pan interior.

(En la misma habitación una mañana de sábado)
-          Ya me ha dicho la Mamá que habéis ganado cinco cero, me alegro mucho por vosotros, yo sabía que seríais un buen equipo, y además campeón has marcado un gol, así se hace. Ahora tendrás que celebrarlo.
-          ¿Papá, por qué no vienes nunca a ver mis partidos?
-          Hijo, debes de saber que me encantaría, pero si yo fuera a veros perderíais y las cosas no irían tan bien como os ha ido esta mañana, porque aunque no me gusta serlo, pero soy gafe, así que es mejor que me quede al margen de algunas cosas, para no traerte mala suerte.

Continuará…

No hay comentarios:

Publicar un comentario