OTROS UNIVERSOS



Buscas otros universos por la ventana. Te salpica encima el agua que estás utilizando para fregar. Y te gusta imaginar mientras te secas con una toalla, que él aparecerá por la puerta con un Cadillac Rojo, tocará tres veces el claxon, y te llevará a ver otros universos en lo alto de la colina.

Tenías de pequeña un libro que hablaba de otros universos. No recuerdas que fue de él. Pero sí, que le preguntabas a tu papa: ¿Cuándo me llevarás ahí? Y él te contestaba: Cuando menos te lo esperes estaremos de visita por alguno de sus parques de atracciones. Por eso, cuando murió siendo tú tan pequeña, lo primero que pensaste fue que se marchó a otro universo sin contar contigo, y eso te enfadó muchísimo, hasta que al final entendiste el motivo de su marcha.

Imaginas otros universos a la vez que tiendes la colada en la parte posterior de la casa. Allí con el pelo recogido, acalorada por el esfuerzo físico que requieren las tareas del hogar, recorres rápidamente la distancia que hay entre la realidad y lo que nos gustaría que pasara. Aparece bajándose de su Cadillac Rojo, vistiendo náuticos como siempre habías pensado, con una flor de dientes de león entre los dedos. Tu favorita.

Es en estos días, cuando te llega más fuerte que nunca el recuerdo de tu mejor amigo de la infancia y sus otros universos, que eran diferentes que los tuyos. Aquel chico con el pelo rojizo, manos torpes, pero que siempre te hacía sonreír cuando te ponías triste. Que os encantaba cuando terminaba el colegio coger las bicicletas, adentraros bosque adentro, hasta vuestro castillo de madera, y ahí jugar a la bella y la bestia. En invierno cuando hacía frío y se encontraba todo bastante desangelado, os encerrabais en tu cuarto y jugabais a las tinieblas.

 Cae la noche y los otros universos vienen solos cuando comienzas a coger el sueño. Llega una sombra que te despierta y te acompaña cogiéndote de la mano a salir volando por la ventana, tú también te has convertido en una sombra. Te das cuenta que el mundo visto desde arriba y por la madrugada no parece un lugar tan malvado, tan solo se trata de un juego de luces que se apaga demasiado deprisa y le falta música. Ahí las dos sombras alzando el vuelo, descubres que a tu acompañante le nace donde debería estar el pelo, dos o tres escasos cabellos rojizos, y que cuando te mira, te hace sonreír como cuando eras esa niña pequeña que pensaba erróneamente que sus otros universos eran diferentes a los tuyos.

Saludos y gracias  

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