Dices que hoy has visto a un niño disfrazado de hombre bomba dispuesto a dialogar con los que se encuentran en el Congreso de los Diputados, mientras siguen tensando la cuerda, y ahora resulta que los aplausos acompañan a las farsas, y esa sensación terrible que un agujero negro se está abriendo en la Plaza de las Cortes, quizás va siendo hora de que se despierten los leones dormidos y muertos de hambre, revelándose contra los que alienaron al silencio callando así el rugir de quien tan solo, tan solo pide que desde el infinito entre una constelación que depure este maldito estado de las cosas, y aunque a veces entra miedo de salir a la calle por si te escupen con esas porras que a pesar de que escuezan, no duelen tanto como el tener que levantarse todos los días y ver lo difícil que lo ponen para salir hacía adelante.
Tal vez es la hora de los héroes anónimos, tirar la piedra lo más lejos posible, y que arranque un trozo de esta maldita telaraña gigante que nos atrapa, y buscar, buscar una maldita vía de escape, que dentro de nada solo falta que le pongan precio al aíre que respiramos y entonces llegará la hora de apagar las luces porque la función habrá terminado en funeral, y seguramente no queramos ser testigos de ese funesto final, así que a lo mejor ayer se vio un comienzo para que vuelva a salir el sol, como le decía un niño a su padre “Yo quiero ser minero”, han abierto un camino, acompañémosles, andemos junto a ellos, quizás, quizás ahí esté el principio que buscamos y tanta falta nos hace.
Saludos y gracias
Quizá andando junto a ellos recordemos lo que hemos olvidado: conciencia de clase.
ResponderEliminarUn saludo.
Siempre hubieron y habrán clases.... Lo más triste que muchas veces nos tiramos piedras sobre nuestro propio tejado enfrentandonos unos con otros cuando lo que tendríamos que hacer es unirnos y tener el concepto claro de quien es el nos oprime.
EliminarUn saludo