Aunque el fin de semana me haya quitado las legañas que cubrían mis ojos. Me haya hecho dar pasos los cuales formaran parte de ese territorio que se encuentra en mis recuerdos.
Los enseres más divinos y más superficiales se hayan quedado boca abajo algunos de ellos. Otros en cambio esperen resucitar como la primavera que cada vez llama con más fuerza.
A pesar de que correr por arenas movedizas al final resulte más divertido de lo que uno pensaba desde un principio.
Que una vez más brindar por la vida con los amigos resulta rejuvenecedor, si bien la nostalgia te recuerda cada vez con más fuerza que echas de menos no poderlo hacer tantas veces como quisieras con viejas amistades, las de antaño, las de siempre...
Quizás algún día podrás llegar a entender que significan para mí “Hotel San Vicente” y "Ruzafa idéntico a un vino añejo". Igual que Valencia, con todas las vidas que fui y deje de ser.
Y el tiempo imperturbable rompa sus reglas con el uso travieso del condicional. Que maravilla condicionar nosotros a nuestro antojo al tiempo, al destino, a lo que está por venir, incluso a lo que fue y será si lo volvemos a repetir.
He querido tirar una catapulta contra ese muro que sabes que no me gusta nada, y aunque desde hace unos días el sol ha dejado de nacer por donde solía hacerlo. Duele, duele ver guiños apocalípticos en lo que le está sucediendo a Japón.
He decidido que a lo mejor no está tan lejos el día en que sea capaz de agarrarte de la mano y cruzar contigo al otro lado del atlántico, y que lo que a veces tan solo son palabras, estás últimas se contagien de acciones, de voluntades, de demostrar que el quiero de vez en cuando puede ganar al no puedo.
Por eso que ahora sé, que en la cápsula de la maquina del tiempo solo cabe uno de los dos, no los dos. Será mejor no dejar dormir a nuestros pequeños sueños que a veces nos ocultamos.
Porque este fin de semana, uno cualquiera, he descubierto que esta ciudad no tiene sentido si tú no estás a mi lado. Que me gusta caminar junto a ti, aunque a veces nos tropecemos. Que siento que me faltas tú, cuando no estás conmigo.
Por eso hoy he dado con esta canción cubierta de acordes que hacen toc, toc, en la puerta. Y te invito a que los dejes pasar, quizás empieces a descubrir que allá donde, como, queramos estar, ir, no está tan lejos, no importa el cuándo.
Recuerda... gracias al uso inteligente del condicional esté quedo marginado. El cuándo es nuestro, ya no es de ellos.
Los enseres más divinos y más superficiales se hayan quedado boca abajo algunos de ellos. Otros en cambio esperen resucitar como la primavera que cada vez llama con más fuerza.
A pesar de que correr por arenas movedizas al final resulte más divertido de lo que uno pensaba desde un principio.
Que una vez más brindar por la vida con los amigos resulta rejuvenecedor, si bien la nostalgia te recuerda cada vez con más fuerza que echas de menos no poderlo hacer tantas veces como quisieras con viejas amistades, las de antaño, las de siempre...
Quizás algún día podrás llegar a entender que significan para mí “Hotel San Vicente” y "Ruzafa idéntico a un vino añejo". Igual que Valencia, con todas las vidas que fui y deje de ser.
Y el tiempo imperturbable rompa sus reglas con el uso travieso del condicional. Que maravilla condicionar nosotros a nuestro antojo al tiempo, al destino, a lo que está por venir, incluso a lo que fue y será si lo volvemos a repetir.
He querido tirar una catapulta contra ese muro que sabes que no me gusta nada, y aunque desde hace unos días el sol ha dejado de nacer por donde solía hacerlo. Duele, duele ver guiños apocalípticos en lo que le está sucediendo a Japón.
He decidido que a lo mejor no está tan lejos el día en que sea capaz de agarrarte de la mano y cruzar contigo al otro lado del atlántico, y que lo que a veces tan solo son palabras, estás últimas se contagien de acciones, de voluntades, de demostrar que el quiero de vez en cuando puede ganar al no puedo.
Por eso que ahora sé, que en la cápsula de la maquina del tiempo solo cabe uno de los dos, no los dos. Será mejor no dejar dormir a nuestros pequeños sueños que a veces nos ocultamos.
Porque este fin de semana, uno cualquiera, he descubierto que esta ciudad no tiene sentido si tú no estás a mi lado. Que me gusta caminar junto a ti, aunque a veces nos tropecemos. Que siento que me faltas tú, cuando no estás conmigo.
Por eso hoy he dado con esta canción cubierta de acordes que hacen toc, toc, en la puerta. Y te invito a que los dejes pasar, quizás empieces a descubrir que allá donde, como, queramos estar, ir, no está tan lejos, no importa el cuándo.
Recuerda... gracias al uso inteligente del condicional esté quedo marginado. El cuándo es nuestro, ya no es de ellos.
Saludos y gracias
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