OTRO OTOÑO MÁS



Dos cuerpos eclosionan en el espacio y luego desaparecen para siempre. Dos reptiles, se buscan, se encuentran, se enroscan el uno en el otro, se mudan la piel mutuamente, descansan juntos, y finalmente...............desaparecen. Dos palomas planean, aterrizan, y se lanzan con sus andares torpes y patosos, en busca de un trozo de pan y a picotazos entablan una batalla a ver quien se lleva el trozo más grande. Dos niños lloran, se arañan, se pelean, se escupen, se calman. Dos escenas después............. dos niños (los mismos de antes) se abrazan, se ríe uno y el otro se contagia de su risa, se dan un beso, se cogen de la mano y se vuelven amigos para siempre.

Dos adultos, se gustan, porque se atraen sin saber muy bien porque. Él no sabe que decirle, ella sonríe, tiene paciencia. También esta nerviosa.

Al fondo el frío, detrás de la foto de otoño, las hojas caídas y ese color anaranjado que cubre el paseo............... y en un banco las dos palomas, en otro las dos serpientes, más allá los dos niños, y casi al final los dos adultos. Después quizás yo, y mi cubo de Rubik.

Porque ahora que las respuestas que antes encontraba detrás de las barras de bar, ya no están, porque deje de cerrar los pubs. A veces cuesta más ubicarse que nunca cuando las agujas del reloj comienzan a contar al revés y te das cuenta que por más que uno quiera hay cosas que no se pueden cambiar.

No debería estar aquí, en este estado de ebullición.............. Por eso arranque a andar hacía este espacio virtual, y que solo tiene cabida dentro de mi mente. Y así fue como acabe rodeado de pares, y me di cuenta que yo soy el único impar. Por eso espero, y espero............... y sé que no debería estar aquí. No pertenezco a este paisaje otoñal, este no es mi lugar.

Atrás dejo las dos palomas (todavía repartiendose el trozo de pan), las dos serpientes unas veces están otras como por arte de magia desaparecen, los dos niños y los dos adultos. Y al fondo, el banco donde estuve y donde deje una agenda. Su historia y el destino me llevaron a entender que todavía es pronto para ella, hay que dejarla reposar, madurar, pasar el otoño y los primeros bostezos del invierno, y que cuando vuelva, si alguna vez lo hago, allí estará, para ayudarme a cumplir los propósitos de un nuevo año.

Y yo mientras tanto vuelvo desandando lo que ya ande, de camino de vuelta a ninguna parte y a la vez a algún punto concreto que me está esperando. Siempre contradictorio, alguna vez envenenado por las malas hierbas. Otras observando la luz del arco iris y comprendiendo que dentro de la oscuridad infinita si uno quiere puede encontrar la belleza. Tan solo hay que tener paciencia, no desesperar, no hervir ni bullir más allá de ciertos centígrados que puedan perjudicar nuestra salud mental. Y al final aparecerá.............. el banco, los nervios de ella, los míos, de nuevo el primer beso, las primeras palabras, las primeras sensaciones, y sentir que entonces si, ese es mi sitio.

Saludos y gracias

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