TARDE DE PERROS



Me gustaría antes de mudarme de planeta, y en esta vida no en otra, atracar un banco. Con estilo, sin armas de fuego, sin dañar ni asustar a nadie, como un profesional. Entrar en el banco, saludar como un señor respetable, aparentar ser lo que no soy, el que le va a limpiar la caja fuerte. Coger todo su dinero, el suficiente para retirarme a algún lugar paradisíaco.

Ese sería mi destino, un lugar perdido del ritmo acelerado y agresivo de las grandes ciudades, en una isla con clima tropical, con la posibilidad de adquirir puros habanos, y tomar de vez en cuando alguna Caipirinha, y encontrar a una mujer que se deje querer.

John Cazale tiene la misma cara de miedo que pone Fredo cuando sabe que va a morir. Me preguntan porque la gente apoya a Sonny, y yo respondo porque para muchos es un héroe.

No, no quería matar a nadie. La idea era sencilla, algo rápido, diez minutos y el dinero suficiente para vivir, nada más, ningún extra. Todo se complica, medios de comunicación, policía, FBI, y rehenes como salvoconducto para alargar su final lo máximo posible. No es menos culpable que quien provoca que la gente llegue a esos extremos, es cierto, desde hace tiempo los problemas se parchean pero nunca se atajan de raíz.

Tarde perezosa, mordida, meada, aburrida. Tarde con pulgas, con sobremesa indigesta, con apatía. Tarde tardía, lluviosa, descompuesta, ordinaria. No cariño, no hacen nada en la tele interesante. ¿Qué podemos hacer? ¡Atracar un banco!

Saludos y gracias


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