Otra vez otra película, pero no lo puedo evitar. Estaba ahí, pendiente de ser vista, pero no encontraba su momento, no sé porque, hasta el otro día. Un western, pero no uno cualquiera, había leído en algunos sitios que algunos críticos la catalogaban de obra maestra, no exageraban.
Seis forajidos, contra la ley, perseguidos por ella, y Méjico a lo lejos, un polvorín, un país apunto de estallar. Seis forajidos de otra época, la que llega no es la suya, les rechaza, y saben que son incapaces de adaptarse.
Niños, escorpión, hormigas, fuego, así puso la carne en el asador Sam Peckinpah, con esos elementos presenta su película, y así la define, una metáfora de lo que más adelante durante más de dos horas nos vamos a encontrar.
Una cita inolvidable: “Todos soñamos con volver a la niñez. Aun los peores de nosotros. Quizá sobre todo los peores” No hacen falta más palabras.
La violencia en todas sus formas y variables, estúpida, incomprensible, justiciera, vengativa, rencorosa, intolerable, insoportable, horrible, desorbitada, excesiva, sangrienta, destructora, asesina. Pero nunca mostrada en este film de una forma gratuita o irreal.
Códigos de honor, de conducta, de valores, amistades traicionadas, truncadas rotas, amistades para siempre, y lo que no haga por mí, lo haré por él, mi amigo.
La historia de hombres que solo entendían la pistola como único lenguaje de comunicación, tiempos donde matar no costaba nada, quitar la vida a otro hombre era tan sencillo que produce vértigo tan solo pensarlo. Desgraciadamente en muchos lugares todavía es así, hay cosas que tristemente dan la sensación que jamás cambiaran.
¿Quién es más malo el perseguido o el que persigue? ¿La ley o el delincuente? ¿El que vende su alma al diablo por unas cuantas monedas o el que lucha por unos ideales?
Y todo llega a un final, y ellos lo saben, quizás no sean las personas más buenas del mundo, tampoco creo que las más malas, simplemente pertenecían a una época de tiempos duros, caóticos, donde la ley del más fuerte y la del talión estaban por encima de todas las cosas, y cada uno al fin y al cabo se amolda a lo que ve, a lo que aprende y le enseñan. Al final no se puede evitar, y se les acaba cogiendo cierta estima, empatizas con ellos, y uno no quiere que pase lo que sabe que tiene que pasar, porque si algo tiene esta película es mostrar las cosas como fueron, eso sí, terminar, hay que terminar con dignidad. Por eso, en este caso para ellos no hay mejor forma de morir que vengando la muerte de un amigo. Apunten, disparen, fuego............... Y uno de los tiroteos más salvajes, violentos, e impresionantes que jamás haya visto. Inolvidable el último momento de paz, las últimas carcajadas, el último adiós.
Saludos y gracias
Seis forajidos, contra la ley, perseguidos por ella, y Méjico a lo lejos, un polvorín, un país apunto de estallar. Seis forajidos de otra época, la que llega no es la suya, les rechaza, y saben que son incapaces de adaptarse.
Niños, escorpión, hormigas, fuego, así puso la carne en el asador Sam Peckinpah, con esos elementos presenta su película, y así la define, una metáfora de lo que más adelante durante más de dos horas nos vamos a encontrar.
Una cita inolvidable: “Todos soñamos con volver a la niñez. Aun los peores de nosotros. Quizá sobre todo los peores” No hacen falta más palabras.
La violencia en todas sus formas y variables, estúpida, incomprensible, justiciera, vengativa, rencorosa, intolerable, insoportable, horrible, desorbitada, excesiva, sangrienta, destructora, asesina. Pero nunca mostrada en este film de una forma gratuita o irreal.
Códigos de honor, de conducta, de valores, amistades traicionadas, truncadas rotas, amistades para siempre, y lo que no haga por mí, lo haré por él, mi amigo.
La historia de hombres que solo entendían la pistola como único lenguaje de comunicación, tiempos donde matar no costaba nada, quitar la vida a otro hombre era tan sencillo que produce vértigo tan solo pensarlo. Desgraciadamente en muchos lugares todavía es así, hay cosas que tristemente dan la sensación que jamás cambiaran.
¿Quién es más malo el perseguido o el que persigue? ¿La ley o el delincuente? ¿El que vende su alma al diablo por unas cuantas monedas o el que lucha por unos ideales?
Y todo llega a un final, y ellos lo saben, quizás no sean las personas más buenas del mundo, tampoco creo que las más malas, simplemente pertenecían a una época de tiempos duros, caóticos, donde la ley del más fuerte y la del talión estaban por encima de todas las cosas, y cada uno al fin y al cabo se amolda a lo que ve, a lo que aprende y le enseñan. Al final no se puede evitar, y se les acaba cogiendo cierta estima, empatizas con ellos, y uno no quiere que pase lo que sabe que tiene que pasar, porque si algo tiene esta película es mostrar las cosas como fueron, eso sí, terminar, hay que terminar con dignidad. Por eso, en este caso para ellos no hay mejor forma de morir que vengando la muerte de un amigo. Apunten, disparen, fuego............... Y uno de los tiroteos más salvajes, violentos, e impresionantes que jamás haya visto. Inolvidable el último momento de paz, las últimas carcajadas, el último adiós.
Saludos y gracias
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