LA LUNA DE ESTAMBUL



Mientras ayer Turquía daba el pistoletazo de salida a un nuevo mundial de baloncesto, aquí uno no puedo más que acordarse hace un año las andanzas por el Europeo de Polonia, unos pocos días en Varsovia, y otros pocos en Katowice pero inolvidables. No lo sé, no sé porque desistí este año cuando me ofrecieron hacer planes para ir a Turquía y seguir a la selección española, quizás porque pensaba que con haberlo hecho una vez me servia para toda una vida. Y que equivocado que estaba, lo que daría ahora por estar allí sumergido dentro del magnifico ambiente que genera un torneo así, y sobre todo alrededor de un deporte que aunque a veces quiera separarme de él, no puedo, es como un imán, hay pocas cosas que me hagan disfrutar tanto como un parquet, dos canastas una enfrente de la otra, y diez tíos con un balón de por medio jugando a baloncesto. Igual que me encantaría no haber dejado de lado el blog de baloncesto que hace un año empecé, pero esto no fue por falta de ganas, si no porque no llegaba por falta de tiempo y de medios adecuados para crear un espacio como en un principio tenía pensado. Así que a pesar de mi voluntad, tuve que renunciar a él. Desde hace unos meses que llevo en mente, retomarlo, darle otro enfoque que este más a la par de mis posibilidades. Porque echo mucho de menos escribir de vez en cuando sobre el mundo de la canasta y todo lo que le rodea. Ojalá pudiera vivir de ello.

Mientras tanto por aquí en Wroclaw, en esta ciudad de odio y amor eterno, que fácil es cruzar esa frontera en este rincón del planeta. Todo muy tranquilo, quizás demasiado, por eso me he pasado todo el mes sin contar nada sobre mí, porque realmente no hay nada que contar. Más que he estado todo el tiempo recuperando mi cuerpecito que tanta caña le había metido estos últimos meses y al final puso el grito en el cielo y dijo ya esta bien de que la tomes de esa manera conmigo, y yo egoísta quizás por naturaleza o porque me lo inculco los valores de la sociedad en la cual vivimos, decidí por primera vez dejar de pensar en mí, y mis santos cojones y escuchar un poquito a ese cuerpecito mío que un poco más y lo derrumbo. También tuve que negociar una larga tregua con el segundo mejor amigo del hombre, que cuando menos te lo esperas te hace la trampa y sin darte cuenta te ves pactando con el diablo y sin salida alguna. Retomar el pulso al rumbo que quiero tomar en pos de un futuro incierto e inexacto, pero que un día tarde o temprano será mi presente. Replantearme muchos esquemas, dejar que algunos naipes se derrumben y construir nuevos castillos en este andar solitario por el mundo con más errores que aciertos. Aun así con la luna de Estambul en mente, y con unas ganas infinitas de poder sentirla en persona durante los próximos catorce días. Últimamente no sé muy bien porque me han entrado unas ganas enormes de pasar unos días en la costa de Croacia, y conocer sus playas, y sus encantos. ¿Por qué Croacia? No tengo ni idea. Un antojo como cualquier otro. Igual que también me ha entrado una terrible curiosidad por saber como sería vivir en Tokio durante un año. El caso es que creo que más que nunca necesito unas vacaciones, salir de este país por unos días, e irme a un rincón del mundo desconocido, a poder ser que tenga mar y en buena compañia. Mientras tanto continuaré todos los días buscando esos puntos ahora inconexos y perdidos por el inmenso plano que es el Universo a ver si consigo que conecten y empiezo a trazarlos para que me lleven al principio del camino que me gustaría recorrer.

Saludos y gracias

No hay comentarios:

Publicar un comentario